Por la puerta grande salio Juan José Padilla / Foto: Fernando Cisneros
Por la puerta grande salió Juan José Padilla / Foto: Fernando Cisneros
 
 
Por: Josué Muñoz Silva
Fotos: Fernando Cisneros / Sergio Tirado Castro

 

Morelia, México, 2 de noviembre de 2013.- Se llevó a cabo la tradicional corrida nocturna de “Noche de Muertos” en la plaza Monumental de Morelia, dos tercios de entrada, la empresa se preocupó por armar un cartel atractivo, trayendo a dos figuras y dándole lugar a dos toreros de la tierra, conformado por el rejoneador Leonardo Hernández, el jerezano Juan José Padilla, y los morelianos Pepe López y Jorge Sotelo, y como sobresaliente para el rejoneador el novillero colombiano Juan Manuel Noreña; lidiando un encierro de San Marcos, fracción de San Mateo, bien presentados, pero que fueron complicados, ásperos, con violencia y peligro.

Gustavo Castro Cuna "El Santanero"
Gustavo Castro Cuna «El Santanero»

El festejo inició con un merecido homenaje a la figura de la tauromaquia mundial Don Gustavo Castro Cuna “Santanero”, quien fuera caporal por más de 30 años de la legendaria ganadería de San Mateo, madre de gran parte de la cabaña brava mexicana. El “Santanero” dio una emotiva vuelta al ruedo en hombros, escoltado por los matadores anunciados en el cartel, bajo una enorme ovación. Además el ganadero tuvo a bien llamar a los toros con nombres referentes a la vida taurina del homenajeado: Fiel Amigo, Torero, Juez, Caporal, Tentador, Santanero, Vaquero y El Cuatro.  

Leonardo Hernández, nada pudo hacer con el primero de la tarde, un toro al que le falto codicia y se paro muy pronto, sin fondo, pinchó dos veces y todo terminó en silencio. En su segundo estuvo muy bien con un toro que fue bravo y se prestó para el lucimiento, dio un gran espectáculo en el tercio de banderillas, ejecutando magistralmente un par de quiebros de poder a poder, pero lamentablemente pincho en dos ocasiones y después colocó el rejón de muerte trasero y desprendido. Silencio.

Matador Juan José Padilla / Foto: Fernando Cisneros
Matador Juan José Padilla / Foto: Fernando Cisneros

El “Ciclón de Jerez” Juan José Padilla (de canela y oro) salió a por todas desde el primer momento, recibió con largas cambiadas de rodillas, después por verónicas y quitó por chicuelinas, con la muleta hizo una faena poderosa al astado más potable del encierro, que no fácil, había que poderle y el jerezano lo sometió en una faena que caló en los tendidos; gran estocada y el público exigió las dos orejas, que le valieron la salida a hombros al final de festejo. 

Su segundo fue un toro infumable desde el capote, en el tercio de varas provocó un tumbo en donde el caballo salió herido casi de muerte, con la muleta no tuvo un pase, ya que el toro desarrollo sentido y el matador abrevió. Silencio.

Matador Pepe López / Foto: Fernando Cisneros
Matador Pepe López / Foto: Fernando Cisneros

Pepe López (de azul marino y oro), le tocó en su primer turno un astado que sabía lo que dejaba atrás, en cada pase le iba cazando, un toro tardo y sin emotividad, que le punteo en todo momento el engaño, pinchazo y estocada, silencio.

En su segundo recibió al burel con dos largas cambiadas de hinojos, para después torearle por mandiles, que le fueron aplaudidos; el toro fue bravo al caballo e hizo una gran pelea hasta los medios de la plaza, pero inexplicablemente el juez de plaza, le mandó avisos al picador Juan Franco Carmona, pero no solo eso, en un acto totalmente protagónico e irrespetuoso interrumpió la faena de muleta del matador,  para anunciar con micrófono en mano, que el picador sería multado por transgredir el tercio, cuando de verdad se la había jugado el varilarguero. Este toro se dejó meter mano, Pepe estuvo en torero, logrando tandas importantes por el lado derecho, se le terminó el gas muy pronto al astado, pinchazo y estocada para recibir palmas.

Jorge Sotelo (de azul cielo y oro), a su primero le toreó bien a la verónica, con plástica y cargando la suerte, después de picado y banderilleado el toro se paró y no tuvo un solo pase, el matador lo despachó de estocada entera, silencio.

En su segundo otra fue la historia, pues después de que se le colara el toro al tercer lance, la lidia de este se tornó un caos de principio a fin, tumbo al picador Ramón Cisneros, quien salió a la enfermería con un leve esguince de rodilla; en este momento el juez cambió de tercio, ante la molestia del matador en turno que le alegaba que aun no estaba picado, pero el juez y asesor solo manoteaban desde las alturas en señal de que ya no fuera picado, acto seguido, súbitamente cambió de opinión y nuevamente tomó el micrófono para anunciar que el toro tenía que ser picado de nuevo.

Foto: Sergio Tirado Castro
Foto: Fernando Cisneros

Gran sorpresa, pues ya no quiso subirse al caballo el picador que le tocaba turno, entonces Moisés Chávez echó la pierna pa’lante y se subió al equino, el subalterno Adolfo Sánchez al querer colocar al toro de nuevo para la pica, sufrió una aparatosa voltereta, de la que salió con golpes contusos y un gran rayón en la espalda, se salvó de milagro de la cornada; para entonces ningún subalterno quería colocar al toro, pero Moisés en el único acto de valentía ocurrido en este astado, recorrió casi medio ruedo para ir a la querencia del toro y le echó caballo, lo prendió en lo alto y le peleo en sus terrenos, jugándose la vida de verdad y aguantando estoico los embases de cerveza y vasos de refresco, que desde el tendido le llovían. Bien por Moisés Chávez.

Después el toro se hizo dueño del ruedo, emplazado en los medios, a donde ningún subalterno ni siquiera se atrevió a citarle de lejos, la cuadrilla se negó rotundamente a banderillear, pero lo más vergonzoso es que el matador se negó a torear y darle muerte al toro, bajo una bronca monumental, en una muestra total de burla hacia el público y a sus alternantes, pero esto no terminó ahí, lo más increíble fue la anuencia del juez Don Joaquín Macouzet, que después de una seña de Sotelo en donde le indicó que no lo iba a matar y que lo regresara a los corrales, este dio la orden de devolverlo, ya estando picado y sin ningún sustento reglamentario para hacerlo.

Sotelo abroncado / Foto: Fernando Cisneros
Sotelo abroncado / Foto: Fernando Cisneros

El “Juez” ya no tomó el micrófono para anunciar multas a los subalternos que se negaron a banderillear, ni al picador que se había negado a picar en su turno y mucho menos ordenar resguardar 24 horas al matador en la barandilla por negarse a matar un toro, pero al mismo tiempo, ordenó que se le echara el toro de reserva, en cuya lidia siguió la bronca por ser un pequeño y cómodo toro de San Felipe Torres Mochas, con 100 kilos menos que el anterior y seguramente 1 año menor.

Con este, por obvias razones Sotelo si se puso valiente y quiso reivindicarse, pero ya la gente estaba enardecida y se sentía burlada; además e increíblemente en un último acto inexplicable, el señor Juez le otorgó una oreja sin valor alguno, la cual acrecentó la bronca.

Para cerrar con broche de oro el matador se atrevió a dar la vuelta al ruedo en actitud retadora con los tendidos que lo reventaban, regresando mentadas y provocando al RESPETABLE que es el que hace figuras a los toreros, irónicamente Sotelo ahí si sacó la casta que no tuvo en el ruedo con el toro de verdad.

Detalle del toro que se negó a torear Sotelo, en este momento ya era dueño del ruedo / Foto: Sergio Tirado Castro
Detalle del toro que se negó a torear Sotelo, en este momento ya era dueño del ruedo / Foto: Sergio Tirado Castro
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Galería de Fernando Cisneros
 
 
Galería de Sergio Tirado Castro