Sotelo toca pelo en la Tradicional Corrida moreliana del 30 de Septiembre
 
 
 
toroartemichoacán.com
Por: Josué Muñoz
Foto Galería: Fernando Cisneros
 

Que nostalgia da recordar aquellos llenos hasta la bandera, en la corrida tradicional del 30 de Septiembre, en el día más emblemático para los morelianos, la fiesta en honor al Generalísimo Don José María Morelos y Pavón.

Con apenas media entrada se llevó a cabo la tradicional corrida moreliana, con la actuación de Rafael Ortega como primer espada, quién además se despidió del público michoacano, el hidrocálido Arturo Macías “El Cejas” y el torero de la tierra Jorge Sotelo.

Corrida anunciada con seis astados de la ganadería de Marco Garfias que no se prestaron para el lucimiento, pero que además tres de ellos, siendo indulgentes, apenas pasarían el reglamento para espectáculos taurinos vigente en el municipio de Morelia; y tres más que estarían perfectamente bien presentados para una novillada en esta plaza de primer categoría, pero que fueron aceptados sin problema por la autoridad.

Abrió plaza el matador tlaxcalteca Rafael Ortega, quien no se acomodó con el percal en las “verónicas” de inicio, después quitó por “chicuelinas” sin comprometer el físico; cubrió el tercio de banderillas, dos pares sin pena ni gloria y uno al “violín” que logró dejarlo bien colocado. El astado nunca terminó de entregarse a la muleta del diestro, era distraído, salía suelto y tenía la bravura muy medida, lo que derivó en una faena sosa y sin ligazón. Con la Bermeja pinchó dos veces y después se tiró a matar en los blandos del toro, dejando una estocada caída. Silencio para el torero y pitos al toro en el arrastre.

En su segundo un “toro” (cuarto de la tarde), astado con una marcada mansedumbre, de embestida boba y sin la transmisión que da la bravura, el matador que se despedía de los ruedos michoacanos, realizó una faena que no fue limpia ya que el astado le punteaba la muleta en el último tiempo, pero que fue voluntariosa, Rafael busco afanosamente el lucimiento. Mató de media estocada y el público exigió una oreja, que el juez le negó equivocadamente, que a la cuenta de la extensa y exitosa trayectoria del matador Rafael Ortega, nada podrían sumar. El público le obligó a dar una clamorosa vuelta al ruedo acompañado por las tristes notas musicales de “Las Golondrinas”.

El segundo espada fue el Matador Arturo Macías “El Cejas”, le tocó en suerte un astado con mucha “jiribilla”, de embestida seca y violenta, pero sobre todo desarrolló sentido muy rápido, no tuvo ninguna opción de lucimiento, lo recibió con una larga afarolada y despues nada le pudo hacer, con la muleta lo lidió toreramente por la cara, donde mostro el rodaje que tiene el torero, ya que se vio solvente ante las dificultades del astado. Mató de media estocada en buen sitio. Escuchó palmas.

En su segundo turno (quinto de la lidia regular) saltó al ruedo el astado más joven de encierro, que salía con la cabeza a media altura y fue muy distraído, sin codicia. Arturo Macías no tuvo lucimiento con el capote, debido a la arrítmica embestida del burel; ya con la muleta le dio un par de tandas sin acoplamiento, pero a partir de la tercera le tomo la distancia y se metió en los terrenos del animal, que no tuvo más remedio que rendirse a los vuelos de su muleta mandona, pero también aprovechando entre tanda y tanda para rodilla en tierra pegarle un muletazo al respetable. Dejo una estocada tendida, dobló el astado gracias a la labor de enterramiento de los subalternos, pero al sentir al puntillero se levantó y se amorcilló, con el descabello escuchó los tres avisos, aunque exactamente al caer el tercero de estos, acertó el último golpe de descabello. Silencio.

El michoacano Jorge Sotelo, tercer espada, inició su faena por “verónicas” bien ejecutadas, en el tercio de varas el toro embistió con los riñones; le tocó en turno un toro muy bravo, pero que no fue fácil, había que llevarlo largo y muy sometido, porque este no permitía errores, cosa que solo logró en algunos momentos de la lidia, por lo que su faena careció de estructura y por momentos se veía exigido por la bravura del toro. Mató de estocada baja. Inexplicablemente el juez, por motivos que solo él sabrá, de manera inmediata le otorgó una oreja que nadie pidió, lo que provocó la rechifla generalizada cuando el matador daba la vuelta al ruedo, por lo que se vio obligado a tirar el inmerecido trofeo.

Con el sexto de la tarde Jorge Sotelo mostró más garra, pues le tocó lidiar el astado con más presencia y también el más complicado de la tarde. De salida se emplazó, rascaba la arena pensándosela para acometer, después más que embestir pegaba arriones y al llegar a jurisdicción del matador se frenaba o embestía rebrincado. En el tercio de varas hizo dos tumbos, primero al picador de la contra-querencia, después al colocado en toriles, lo llevaron de nuevo al encuentro con el primer piquero, quién se ensañó en el castigo, por lo que el astado llegó al último tercio defendiéndose. Para sorpresa de la afición y dadas las condiciones del astado, cuando la lógica era que este sería pasaportado a la brevedad, Sotelo le peleo las embestidas, sometiéndolo, aun cuando el toro embestía tirando leña. El torero le echó valor del bueno en una faena de mucho decoro, concluyó con estatuarias «manoletinas». Es muy probable que esta faena tendría que ser premiada con algún trofeo, pero lamentablemente se le fue la mano a la hora de matar y dejó un bajonazo de efectos fulminantes. Palmas.

Jorge Sotelo regaló un séptimo, en otro desacierto del Sr. Juez, ya que fue un regalo antirreglamentario, porque para poder regalarlo, Sotelo debió haber pedido permiso a la autoridad antes de tirarse a matar en su último toro (sexto de la lidia regular) como se establece en dicho reglamento, en cambió lo regaló ya cuando ya se había tirado a matar y además que su astado ya había muerto.

Este astado fue de San Felipe Torres Mochas y se prestó para el lucimiento. Inició por “verónicas” cargando la suerte y con mucha plasticidad, rematadas por una revolera. Ya con la muleta hizo una faena con clase y mucha verticalidad, sustentada por la mano derecha, adornos varios de buen gusto. Pinchazo en todo lo alto y después dejo una entera en buen sitio, el astado tardo un poco en doblar y todo terminó en una ovación.

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Morelia, Michoacán, 30 de Septiembre de 2013.- Tradicional corrida festejando el natalicio de Don José María Morelos y Pavón. Casi media plaza en tarde agradable. Se lidiaron 6 astados de Marco Garfias de juego desigual y un reserva de regalo de San Felipe Torres Mochas que se dejó meter mano. En su despedida Rafael Ortega: Silencio y Vuelta. Arturo Macías “El Cejas”: Palmas y silencio tras tres avisos. Jorge Sotelo: Oreja (protestada), palmas y ovación en toro de regalo. INCIDENCIAS: el sexto toro realizó dos tumbos sin consecuencias para los varilargueros. Se regaló un séptimo astado fuera de reglamento.

 

Monumental de Morelia, 30 de Septiembre de 2013
Monumental de Morelia, 30 de Septiembre de 2013 / Foto: Guillermo Chichitz