Señores antitaurinos: Estamos haciendo su trabajo
Por Luis Castro.
Señores antitaurinos, estamos haciendo su trabajo, ya no se violenten, sean nuevamente ciudadanos de paz, si es que alguna vez lo fueron, porque nosotros los taurinos estamos haciendo posible que sus deseos se realicen, nosotros estamos acabando la fiesta brava. Estamos haciendo su trabajo.
Nosotros los taurinos nos estamos encargando que la fiesta desaparezca. Tengan tantita paciencia señores antitaurinos y esto sucederá.
No, no es exclusivamente por la sinvergüenzada de este domingo pasado en la Plaza México. Eso fue apenas la continuación de lo que viene acaeciendo desde hace más de una década. Y como los pronósticos deportivos, “más lo que se acumule esta semana”, mejor dicho, esta temporada. Y las que sigan.
Ganaderos sin el mínimo escrúpulo que mandan novilladas en corridas de toros, que sometidos al mejor comercio han transformado al toro bravo en un animalillo sin fiereza que no sabe que trae cuernos, menos para qué los traen, seguidores borregunos de muletas como damas de compañía, a donde va la muleta van ellos, pero sin la mínima intención de coger. El toro bravo es una especie en extinción gracias a estos ganaderos. Ganaduros.
Toreros y apoderados que cuando llegan a la cumbre ponen como condición para firmar un contrato que sean toros (¿?) de esos ganaduros y chiquitos, con la mínima cornamenta posible. Si no se les cumple su capricho no torean. No firman. Lo único que les importa es llenar sus cuentas bancarias de millones de dólares aunque sea a costa de finiquitar el espectáculo que les dio todo. Aquí en México a los que así se comportan en cualquier aspecto de la vida se les llama rateros.
Empresarios que le ofrecen al público una corrida de toros bravos y le acaban dando cualquier cosa, menos toros y tampoco bravos. Prototipos del comerciante defraudador.
Periodistas de micrófonos, cámaras y de teclados que en vez de decir las cosas como son, como están, tratan de convencer al pueblo de que todo es maravilloso. Protegen a todos los anteriores en proporción directa a como aquéllos les acarician su billetera. Inmorales y vendidos.
Con todo ese conjunto la gente se ha ido saliendo de las plazas, y continuará saliéndose, decepcionada, desencantada, impotente de que nadie haga nada en favor del espectáculo taurino auténtico, de una fiesta brava sin bravura que es el reflejo de la situación que vive el país: corrupción y podredumbre por los cuatro puntos cardinales. Le huelen los sobacos, le apestan las patas, le hiede el aliento a la fiesta brava en México y así, señores antitaurinos, solita va a desaparecer sin que ustedes intervengan.
Estamos haciendo su trabajo.