Se hunde el Nuevo Progreso

Domingo 17 de Noviembre. Plaza Nuevo Progreso de Guadalajara. Última corrida del serial anunciado.
Las ganaderías de Los Encinos y San Isidro (más reservas de Fernando de la Mora, Pepe Garfias y Martínez Urquidi) alcanzaron provecho del Buen Fin para sacar el inventario rezagado de sus corrales. Los tres espadas poco si no es que nada, pudieron hacer ante tan sosos ejemplares. Acabando así con una tarde de triunfo anunciado y convirtiéndola en un auténtico viacrucis.
La corrida:
La gente aborda con normalidad el flamante trasatlántico “Nuevo Progreso”. El destino: sortear las frías y agitadas (en principio) aguas de los mares de Los encinos y San Isidro. Los pasajeros: hambrientos de emociones, con sobrada soberbia y confianza en sus capitanes en turno. Morante de la Puebla, Julian Lopez “El Juli” y Ricardo Frausto (un novicio aprendiz que por primera vez tomaba el timón) quienes auguran un viaje placentero y confortable a bordo de la embarcación.
Día despejado. El sol pega con todo en una mitad de la cubierta y son los de primera clase quienes gozan de una sombra agradable. Los motores arrancan con la primer nota del paseíllo. La gente se pone de pie y aplaude a sus capitanes.
Capítulo 1
Es el novicio quien bajo observación de su padrino y testigo, comienza a guiar el navío. Sale el primer toro. Nos adentramos de lleno a mar abierto. El mar esta calmado. Muy calmado. No hay bravura. Los pasajeros inician con la silbatina, el revolucionado y veloz barco sumado al mar, no permite el lucimiento de Ricardo Frausto quien comenzaba a mostrar ciertos detalles de destreza. El aire se enrarece, un mar tan manso y falto de trapío no augura nada bueno.
Capítulo 2
Segundo toro. Morante es quien toma (o pretendía tomar) el control de la embarcación. El mar se comienza a agitar. No mucho. Escasas rachas de embestidas del viento las cuales sabe sortear con el arte que todos le conocemos. De nuevo nada para recordarle al capitán en turno ni mucho menos al sereno mar falto de casta. Se enfoca meramente en entregar el barco en buenas condiciones. A lo lejos un iceberg. El barco va a tope. Morante se pone inexplicablemente nervioso. Un vigía a lo lejos lanza el aviso. Los viejos fantasmas de Morante. Manojo de ortigas, no logra enderezar la dirección. Segundo aviso. Estocada tras estocada, Morante le da rienda suelta a la mano. Inédito tercer aviso. SE VA EL TORO VIVO. El iceberg golpea el “Nuevo Progreso” el agua se abre paso dentro del casco.
Capítulo 3
Juli al rescate. Se ocupaba de alguien capacitado y listo para todo tipo condiciones. Su mera presencia inflama los corazones de los asustados pasajeros. A base de mano baja y hechuras toreras prolonga el tiempo de flote en el fatídico encierro. La espada tampoco le sonríe esta vez y deja ir la posibilidad de cortar algún apéndice. La suerte parecía ya estar echada, el barco se hundirá en cuestión de tiempo.
Capítulo 4
Toro para Morante. El mejor toro de condiciones y de presencia. Un bote salvavidas con la capacidad de salvarnos a todos. Una desatención desastrosa de la cuadrilla le rompe un cuerno en el burladero. La cuerdas que sostenían al bote se revientan dejando caer al mar la última esperanza de vida. El toro con cuerno fracturado es devuelto a los corrales.
Capítulo 5
Morante intenta recuperar el bote salvavidas caído. Con todo en contra. La gente predispuesta y aun marcada por su error fatal está completamente en su contra. El lastre de agua acumulada en el casco, el mar frio y amorcillado de las ganaderías en turno nada lo dejan hacer, nada. Nerviosismo al máximo en la espada. Otro iceberg. Y es hasta el segundo aviso y apunto de colisionar de nuevo cuando logra escapar de un nuevo golpe apocalíptico. Abucheo generalizado. El peor día para ser Morantista.
Capítulo 6
Segunda oportunidad del Juli. Para no perder la costumbre del día, toro malo y sin características que se le suponen. Sin embargo lo mete con oficio, se lo pega al muslo y saca a cuenta gotas pases del lamentable animal. Juli cuaja faena de derechazos y pases de pecho más que estéticos que prometen reparar en poco los daños del casco. La faena se cae al final y pincha. No hay mejoría tangible, el matador solo logra sacar un poco de agua de la embarcación. Insuficiente. Los músicos tocan algunas notas alegres antes del fin. El barco comienza a irse hacia el fondo. En acto de responsabilidad torera Juli regala toro, apuesta arriesgada.
Capítulo 7
Ricardo Frausto el único que podrá recordar este día como una tarde mágica. No por lo que hizo, sino por el par de alternantes que pudo tener como padrino y testigo. Aun en el peor de todos los días. En su segundo toro siguió la debacle. Nada. Las cámaras bajas están completamente inundadas el mar reclama la nave. Morante (en gran parte forzado por la actitud de Julián) no se queda atrás y regala otro toro. La gente comienza a saltar desesperada al agua helada.
Capítulo 8
Juli, siempre Juli. Increíble la vergüenza profesional la que nos muestra siempre. Comienza con grandes lances de capote, chicuelinas y medias de gran manufactura. Ya en la muleta logra meter a toda la plaza en grandes tandas, pegado siempre al toro y pegando pases completos en círculo, llevando la mano desde el frente y acabándolo hasta atrás, como dios manda. Naturales un tanto descompuestos que comenzaron a tomar fuerza a medida maduraba la faena. Emotiva. Pincha y volapié fulminante. Una oreja en gran parte concedida por los gritos desesperados de los náufragos. Al final Juli nos lanzaba un tablón de supervivencia.
Capítulo 9
Dilatada corrida de sufrimiento. Toro de regalo de Morante. Quien pierde las manos en cada lance de capote. Dos pares de banderillas bastan para derribar al inválido astado. Y a punto estuvo de no volverse a levantar. Después de 5 minutos en el suelo y con puntillero listo para terminar el festejo, decidió pararse de nueva cuenta (con muchos esfuerzos). A Morante no le intereso en lo absoluto seguirle buscando 3 pies al gato y se lanzó a matar. Como todo capitán de barco de antaño Morante se hundió con el barco.