En este espacio de ToroArte Michoacan hemos venido recordando, y así continuaremos, a los toreros, novilleros y ganaderos que ya se fueron como un homenaje o reconocimiento a su afición, a la sangre que dejaron en los ruedos y a los sacrificios que tuvieron que padecer por alcanzar, o intentarlo, una meta en este escabroso mundo de los toros.

Hoy traemos un ramo de flores a la tumba de Enrique Ochoa, hijo del ganadero de El Romeral Don Jesús Ochoa, que tuvo un paso rápido por los ruedos ya que una lesión en el corazón lo obligó a retirarse. Fue operado a corazón abierto en dos ocasiones hasta que el 3 de julio de 1982 en esta ciudad de Morelia dio su último latido ese corazón fatigado.

Enrique Ochoa, cuando le prohibieron seguir toreando, joven aún, se convirtió en empresario y organizó primero varias vacadas y después tuvo la visión empresarial de traer a la Monumental de Morelia los jaripeos. Era la década de los 6O’s. Domingo a domingo, llenazo tras llenazo. Él fue quien los puso de moda en esta ciudad de Morelia, jaripeos muy diferentes a los que ahora se llevan a cabo. Se anunciaban los toros por sus nombres y con jugosos premios para los jinetes que se les quedaran. No se les ponían nada en los cuernos y llegó a haber muertos por cornadas durante esos jaripeos, lo que obligó a las autoridades municipales a reglamentar ciertos aspectos de este espectáculo.

Se anunciaban aquellos jaripeos «A capa, lazo y jinete», toros sin cuerneras, salían de toriles libres al ruedo y allí los tenían que lazar, tumbar, ponerles el pretal que era de lazo. El jinete usaba espuela charra y tenía que montar a medio ruedo al toro tirado hasta que lo soltaban. Al conjuro del nombre de ciertos toros famosos se llenaba la Monumental de Morelia, como «El Ranchero» y «El As de Oros». Afamados jinetes como «La Changuita», Salomón Rojas y «El Diablo Rojo» sufrieron severas lesiones en estos jaripeos. Antes de él ya se daban jaripeos en la Monumental de Morelia organizados por Alfonso Valadéz, pero sin los atractivos antes mencionados.

Enrique Ochoa fue quien trajo a Morelia ese espectáculo y lo puso de moda. Hace ya 30 años que se fue.