Luis Castro.

Fotos: Marco Antonio Tovar.

Vaya que resultó bonito, sin desperdicio, el festival charro-taurino de este domingo 8 de julio en Atlacomulco, Estado de México, en reconocimiento a la labor que allá ha desempeñado Rogelio Castro Cuna, de la familia de los Santaneros. Para llevarlo en el recuerdo por mucho tiempo. O para siempre.

Todo salió muy bien. Todo. El baile flamenco del grupo de Alejandra Garduño con que inició el evento, luego los reconocimientos a Don Rogelio de parte de la Presidencia Municipal de Atlacomulco, de El Oro y de varios poblados circunvecinos. Muy emotivo. El festival taurino de lujo con toreros y ganado muy buenos. Aquellos que salieron en tarde de vena, los cuadrúpedos, de la ganadería de Rogelio Castro y del reciente refresco del semental de San Antonio de Triana que dejaron a los seis alternantes hacer cuanta fiesta les vino a la inspiración. Y que varios de ellos ya están haciendo el toreo de a deveras, el toreo en serio. La escaramuza Charra fundada por el homenajeado con impecable escenografía. Y al final una comida con inmejorable ambiente. Ah, y para que todo esto resultara como de cuento de hadas, un día perfecto, sin nubes, sin lluvia, sin viento.

En lo taurino, abrió plaza Antonio Neri que apenas comienza sus andanzas en los ruedos. Una oreja. Luego Edgar Castro con un farol de rodillas hacia adentro. Raro. Quite de Antonio Sáyago por Tafalleras que aunque era la primera vez en su vida que salía a un ruedo, se quedó quietísimo. Faena toda voluntad para dos orejas.

Juan Pedro Llaguno con una ternera media rajadona, pero que se dejó hacer cosas, le hizo cosas de torero en los tres tercios. Se ve que ya ha toreado un buen rato. Orejas y rabo.

Isaac Fonseca recibió con dos faroles de rodillas y verónicas con un sello muy especial a una ternera que ofreció ciertas dificultades en el último tercio, acostándose por el lado derecho y por el izquierdo con tendencia a irse suelta. Pero Fonseca es un torero cerebral, con muy buenos modales al oficiar con la muleta y superó con técnica, valor, cerebro y serenidad aquellas dificultades hasta hacerlas casi invisibles. Dos orejas.

Alberto Rangel bien al veroniquear y en un quite por gaoneras. Aprovechó a un buen becerro que tenía dimensión en su embestida haciéndole una faena muy variada, con pases de todas marcas, cambiados por la espalda, arrucinas, bernardinas. Muy bien. Orejas y rabo.

Y cerró plaza Carlos Mauricio Medina «El Popo» con el mejor becerro de la tarde. Y agitanado que es su toreo e inspirado que estuvo, pues alborotó fuerte a la concurrencia. Primero con verónicas y una media belmontina con esa gitanería que de repente se le escurre en su forma de torear. Quite por chicuelinas antiguas para permitir a Marco Lule que hiciera otro tanto por mandiles. Invitó a banderillear a Juan Pedro Llaguno y acabaron saludando en los medios. Faena por la izquierda con adornos y muchos chispazos de esos que son muy de él y que arrancan el olé con fuerza del tendido. Dos orejas y Rabo.

Todos los premios otorgados por el juez de plaza fueron simbólicos pues ningún animal se mató. Y todos los alternantes salieron en hombros en una tarde redonda para el ganadero y para los toreros. Y un público feliz que seguramente no espera tanto éxito. Pero lo hubo.

Luego la Escaramuza Charra La Guadalupana de San Andrés de El Pedregal con vistosas y bien logradas evoluciones formado por siete chamaquitas que apenas comienzan a asomar la cabeza a la vida.

Vaya día tan emotivo y agradable. Y exitoso.

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