No hay manera de definir a esos animalistas
Luis Castro
Es que no hay una sola palabra para definirlos, ni una. En ningún idioma. Inhumanos, mierdas, escorias, coprocefálicos, desechos sociales, errores de Dios, basuras, inmorales, perversos, abyectos, despreciables, malos, ruines, infames, miserables, canallas, viles, estúpidos, desequilibrados, psicópatas, locos, hipócritas, desadaptados, irracionales… ¿cuál? … Ninguna les queda. Ni todas juntas. O les quedan pequeñas.
Me refiero a esos que portando una bandera de defensores de los animales han festejado la muerte de un torero. Y se han burlado del dolor de la viuda y de su madre. Y hasta a ellas les han deseado la muerte.
Pero me dejan reflexionando varias cosas.
¿Defensores de los animales? ¿defensores de qué? ¿qué les defienden? ¿la vida? O sea que para ellos lo que vale es la vida animal, pero la vida humana no. Ven, no hay palabras para definirlos.
Y luego pienso: ¿qué religión profesarán? Porque los estoy viendo casi al final de cada misa dándose la mano y deseándose la paz. ¡Cuánta honestidad! O escuchando a su pastor, biblia en mano y leyendo el quinto mandamiento: “no matarás”. Me contradecirán lo que quieran, pero éstos han matado a todos los toreros con toda la fuerza de sus intenciones nacidas de ese odio luciferiano contra ellos. Son asesinos en potencia. O en aquel pasaje de la vida de Jesús cuando se le acercaron y le preguntaron que cuál era el mandamiento más importante, a lo que contestoles “amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”… Estos hijos de nada, porque no tienen madre, allá estarán en el templo comprometiéndose con su Dios sumergidos en una sacrosanta devoción, así, amando a su prójimo con cantos, festejos y aleluyas porque mataron a un torero.
Luego me los imagino cada fin de año repartiendo abrazos de paz a todos, enviando por sus redes sociales sus mejores deseos para conocidos y desconocidos, deseándole a la humanidad una feliz navidad y un próspero año nuevo. Y en medio de toda esa franqueza y nobleza de sentimientos, una gran carcajada y satánica burla para una pobre viuda, para una pobre madre, que se quedaron sin su esposo, sin su hijo, porque un toro lo mató.
Salió aquel hombre al comenzar el día,
¡ La garra al frente, el odio por delante,
dispuesto a aniquilar al semejante,
hecho un guerrero con fatal porfía !
Montando en su corcel de egolatría
¡ robó a quien pudo con afán mercante !
¡ mató inocentes en aquel instante !
¡ sembró el rencor en donde no lo había !
Nunca fue justo ni jamás galante
y en aquella salvaje travesía,
sólo buscó riquezas arrogante.
¡ No tuvo compasión del que moría
y convertido en colosal maleante
fue portador ideal de hipocresía !
Llegó Diciembre y el invierno andante,
y asqueado el hombre de su cacería,
retornó a la morada en que vivía
caridad predicando… ¡ qué desplante !
Y aquel que aniquiló a su semejante,
volvió con villancicos de alegría
y cánticos de paz… ¡ vaya osadía !
deseando bienestar… ¡ vaya farsante !
Pasó la Navidad… su fantasía…
su espíritu de paz… ¡ calló el cantante !
¡ murieron los anhelos de armonía !
Y aquel de beatitud disimulante,
salió de nuevo, al comenzar el día,
¡ dispuesto a aniquilar al semejante !
Y si son de los que contritos se arrodillan en un confesionario, ¿qué dirán allí? ¿eso no es pecado? ¿Entonces a su Dios le complace que estas bascas se alegren y festejen la muerte de un semejante con burlas a su viuda y a su madre?
Medito más cosas:
¿Ya se habrán dado cuenta los ilustres diputados del tipo de lacras que son estos animalistas a los que les están haciendo caso al pretender prohibir las corridas? ¿Ya se habrán dado cuenta que por encima de las razones que pudieran tener están haciéndoles caso a unos enfermos mentales, desadaptados sociales, que han festejado la muerte de un torero y se han burlado de su viuda y de su madre sin la mínima sensibilidad hacia su dolor?
Y a esa diputada que se pavonea por un título de Doctora, el que poco le falta para pegárselo en la espalda para que todos se enteren, a mí no me impresiona, a esa diputada que ve sicarios en los niños que gustan del espectáculo taurino le aseguro que más sicarios son sus animalistas que tanto protege porque ellos desean con todas las fuerzas de su desalmada alma que maten a todos los toreros, mientras que ninguno de los niños taurinos anhela el mal para ningún ser humano.
Yo podría entender que algún día, con razón o sin ella, se llegaran a prohibir las corridas de toros en todo el mundo. Pero ni antes ni después me alegraría de que se muriese o muriesen los que consiguieron esa prohibición. Menos, mucho menos me iría a burlar de su viuda, de sus huérfanos, de su madre. Yo no soy de ésos.
Mucho tiempo, desde una tesis personal, sostuve convencido que la adolescencia es la máxima expresión de la estupidez humana. Hoy quedo dubitativo porque tal vez esos animalistas sean la máxima expresión de la estupidez humana.
Lo último o lo extremo que me queda pensar de estos animalistas, de los que dije al principio no hay palabra para definirlos, es que son un error de Dios. Porque éstos debieron ser un pedazo de roca volcánica o un pino en alguna sierra, jamás miembros de una sociedad humana. Se equivocó Dios y acá los puso.
este articulo es una basura yo no soy animalista ni nada pero creo que todo eso que te choca te checa ese es mi punto de vista