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Por: Josué Muñoz
30 de octubre de 2013
 

Fuera de abordar el tema de los anti-taurinos , queriendo convencer con ideas sustentadas en la identidad venida del mestizaje; o en apoyarnos en documentos resguardados en el Archivo General de la Nación, para comprobar la importancia histórica, de una tradición ya arraigada en nuestra cultura por casi medio milenio; o demostrar cuantos empleos directos y derrama económica genera la industria taurina con estadísticas del mismo INEGI; o que en el más puro sentido ecológico de la conservación de la flora y fauna, recalcar toda la importancia que tiene la cabaña brava mexicana y del mundo taurino; y en el último de los casos (que después de ver su comportamiento, creo que sería el que menos entenderían) tratar de exponerles un argumento artístico, cultural y filosófico; simplemente me avocaré a lo correcto e incorrecto.

En vísperas de la tan esperada corrida nocturna de noche de muertos, pasé por el cruce de las avenidas Enrique Ramírez y Camelinas, en donde se colocó un espectacular anunciando dicha corrida, entonces vi que este ya había sido decorado por los “antis” con un grafiti con la leyenda “asesinos”.

No me sorprendió, ya que es común que estos anarquistas demuestren su “cultura”, no con argumentos, ni defendiendo las ideas con la palabra razonada que ilustre el pensamiento, sino con desmanes insultos golpes y dañando la propiedad ajena; o sea infringiendo la ley.

Decadente es el idealismo de humanizar a un animal, y digo humanizar porque yo no he visto a ningún defensor animalista, que realice un acto de igual caridad pero con una persona, es decir, puede estar un perro hambriento y pulgoso junto a un indigente y el perro será levantado, bañado, curado, vacunado y alimentado; pero el indigente ni siquiera será mirado, tal vez hasta sea una suerte para el menesteroso, porque tampoco decidirán caparlo o esterilizarlo, para no tener la responsabilidad de cuidarlo para que este no se reproduzca, y peor aun, si este enferma decidan sacrificarlo sin tomarle parecer.

Es realmente indignante la impunidad, que bajo la pantalla de hacer “un bien”, se les permita hacer actos vandálicos, como quedó demostrado el pasado septiembre de 2012, cuando en una exhibición de toreo de salón, que niños de diferentes escuelas taurinas realizaron en la plaza pública Valladolid de esta ciudad de Morelia, a donde arribó una manifestación de “antis” de la que una señora de considerable talla, agredió físicamente al niño Tony Magaña de 10 años de edad, alumno de la escuela taurina “Lic. Fernando Ochoa Ponce de León”.

Pero no solo eso, en sus marchas por el centro histórico de esta ciudad, han dañado el Patrimonio Arquitectónico de la Humanidad declarado así por la UNESCO desde 1992, con grafitis, burlándose no solo de las leyes locales que castigan el daño a propiedad ajena, sino también las leyes internacionales que protegen este patrimonio.

Además de violentar la libre expresión y el derecho que tenemos los que si estamos a favor de esta – en palabras de García Lorca “la más culta de todas la fiestas” de profesar, disfrutar y ejercer la tauromaquia.

Causa risa que uno de sus estandartes para estar en contra de la fiesta brava, es que argumentan que es un evento violento, pero ellos ejercen la violencia e intolerancia para manifestarse  en contra. Muestra de esto son los recientes actos violentos a las afueras de la Plaza de Acho en Perú, en donde resulto acuchillado un policía.

Estoy totalmente convencido de que la ignorancia es el eje en el que se basa totalmente el movimiento de los “antis”, y es ahí en donde esta nuestra fortaleza, ejerzamos con cultura y unión la defensa de la fiesta.

¡Suerte y al Toro!

 

Av. Madero esquina con Quintana Roo, ciudad de Morelia
Foto de una de las muchas pintas que hay e el centro de la ciudad de Morelia, esta se ubica en la Av. Madero esquina con la calle Quintana Roo.

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