La opinión de Everardo González
Por Everardo González.
Ya entramos a la temporada en la que habremos de aguantar a pies firmes todas las adulaciones por parte de los aficionados, aunque no todos muy conocedores hacia los toreros extranjeros, en las que se habrán de desgañitar diciendo sus exageradas frases con el único objeto de dejarse ver ante los demás como unos auténticos eruditos en mataría taurina. Jamás se les podrá negar a los de allá que son buenos toreros, que vienen con mucho sitio por lo mucho que torean en su tierra, pero dista mucho a cómo los ven o cómo los quieren hacer ver.
Como ya sucedió el mismo domingo y en el transcurso de la semana cuando se manifestaron, en relación a la actuación del ibero José María Manzanares, calificándolo de un toreo de “arte”, haciéndoles ver que en el toreo hay muchos estilos de interpretarlo y no quiere decir que ese sea el mejor, pues lo hay para todos los gustos, por lo que nos hace pensar que a los pocos aficionados sí logran darles coba yéndose con la punta del capote.
Tan es así lo anterior o tanta su ceguera que no les permitió ver los defectos en su labor de muleta en el primero de su lote al ejecutar su trasteo a muy considerable distancia, es decir jamás se embraguetó, sin restarle un ápice a su labor de muleta porque fueron de mérito los pases que le pudo extraer, puesto que su enemigo tenía un peligro sordo que si se hubiera pasado cerca en cualquier momento se lo podría haber echado a los lomos con el riesgo de que le pegara la cornada.
Por ello se les sugiere a los aficionados que no nomás nos fijemos en las ejecuciones de “arte”, que también veamos los defectos de una faena para poder opinar de la actuación de un torero y seamos objetivos.