Texto y fotos: Juan José López Luna

Con una entrada de poco más de tres cuartos y en tarde soleada con ambiente festivo, se dio la tradicional corrida de Noviembre en la legendaria plaza de toros de Irapuato, teniendo en esta ocasión como máximo triunfador al torero tlaxcalteca Uriel Moreno “El Zapata”, quien cortó un total de 3 orejas, por sendas estocadas, luego de haberle bordado faenas vistosas y variadas a sus dos toros, logrando al final salir en hombros por la puerta grande. Mientras sus alternantes Andy Cartagena y Fermin “Armillita” cortaron una oreja cada uno. El encierro de Mimiahuapam bien presentado, pero descastado.

A su primer burel lo recibió con 5 extraordinarias largas de rodillas, 3 en tablas y 2 más en los medios, rematadas con una media de hinojos, que arrancaron las palmas y gritos de torero, torero en los tendidos, después con el capote hizo quites variados y se echó al público a la bolsa cuando ejecutó el par monumental y 2 pares al violín muy arriesgados, luego con la muleta le bordó una larga faena llena de arte, temple y valor, por lo que la gente le otorgó las orejas de su enemigo. Con su segundo volvió “El Zapata” a calentar los tendidos con su toreo lleno de inspiración, variedad en cada pase y cortó otra oreja.

Por su parte el rejoneador español Andy Cartagena, cayó de pie en el ánimo de los aficionados, que en todo momento le corearon las suertes que realizó con sus finos y toreros cuacos, aunque al final pidieron para él la oreja de su segundo toro, pues falló con el rejón de muerte en ambos. Aun así las faenas que les hizo fueron de muy buena factura y calidad, no por nada es de los mejores toreros acaballo en España, lo fuerte de su espectáculo fue cuando el blanco corcel atravezó el ruedo en 3 ocasiones sobre sus 2 patas traseras en un alrade de equilibrio y dominio.

Finalmente el novel matador Fermín Espinoza “Armillita” no tuvo tela de dónde cortar dado que sus 2 toros fueron malos y pese a que le puso voluntad y torería, pasó casi desapercibido su trabajo en ambos, aunado a su tibio carácter como torero, pues el ambiente estaba con “El Zapata” y fue difícil cambiarlo. Sólo con su segundo toro pudo Fermincito llegarle algo a la gente en una faena con pases variados que culminó con un estoconazo, por lo que le pidieron la oreja al juez para premiarlo y con ella dio la vuelta para agradecer las palmas.