‘El Moso’ triunfa en interesante festival de las fiestas de Lagunillas 2013

toroartemichoacan.com Por: Josué Muñoz Fotos: Edna López / Prensa El Moso: Guillermo Chichitz Video: Edna López 05 de octubre de 2013
Lagunillas, Michoacán.- El día de hoy los habitantes de esta cabecera municipal, celebran su ascenso histórico de Hacienda a Pueblo, esto sucedió el 5 de octubre de 1930 y posteriormente el 8 de agosto de 1950 fue nombrado Municipio. Es un pequeño municipio que apenas cuenta con una superficie es de 83.23 Km2 y una población de 2,366 habitantes, pero resulta que en sus fértiles tierras se asientan 6 ganaderías de toros bravos, Santa Martha fundada en 1936, El Romeral desde 1954, Doddoli Hermanos surgida en 1964, Monteverde nacida en 1978, San Maximiano en 1981 y José Farías que vio la luz en 1987; motivo por el cual ya se ha echo toda una tradición que durante sus celebraciones se lleve a cabo un festejo taurino.
En esta ocasión se realizó un festival taurino muy bien organizado por la empresa Lagunillense, que además es de entrada gratuita a la plaza del inmenso ruedo “Cristo Rey”; anunciados en el cartel estaban el niño torero de Costa Rica Daniel Durán, el aficionado práctico Manolo Luviano, y los aspirantes a novilleros Emiliano Villafuerte “El Moso”, Ricardo Javier Campos y Antonio Sáyago.
Abrió el festejo el niño torero “Tico” Daniel Durán, quien de verdad tiene madera para rodar en este difícil mundo del toro, tiene planta de torero bueno, lidió una ternera de Santa Martha, a la que recibió con un farol de rodillas, para después bregarla muy bien, le realizó un quite por “tafalleres” muy toreadas y rematadas por una media; Durán es un torero que despierta el interés en lo que hace, piensa y resuelve bien en la cara del animal, con la muleta hizo un toreo con clase templado, vertical y con variedad, simuló a matar en todo lo alto y le otorgaron una oreja simbólica gana a pulso. Hay que seguir de cerca a este torero “tico” (tal vez el único que exista), porque pinta para cosas buenas.
Le siguió el aficionado práctico Manolo Luviano, a quien le tocó en turno un animal incomodo, pegajoso y gazapón, que llevaba la cabeza a media altura, pero pasaba bien, el torero no resolvió el tipo de lidia que tenía que llevar, que era de un pase a la vez y cruzándose con el astado. Hay que decir que un aficionado práctico no es un profesional del toreo y tampoco aspira a serlo, es simplemente una persona con una afición desbordada, que cada que puede invierte su dinero para poder torear algún festival y matar el gusanito.
En tercer lugar fue turno de Emiliano Villafuerte “El Moso”, a quien se le nota el sitio que da el torear constantemente y asimilarlo perfectamente, como se dice en el argot taurino “el torero se hace toreando”; y el rodaje se le nota, se ve seguro, dueño de la situación, le da la lidia adecuada a los erales y cuando se llega a este punto, es cuando el torero se relaja y crea arte.
Porque creación fue la faena de Emiliano, con reposo y naturalidad. Recibió de hinojos con un farol perfectamente marcado, después “veroniqueó” a pies juntos seguidas de “chicuelinas” y rematadas con una muy torera “media verónica”. Quitó por “tafalleras” que culminaron en un afarolado de pie. Con la muleta al darse cuenta que el moro tendía quedarse corto, inició su faena por bajo en pases largos y educativos al astado. Un par de tandas largas por derecho, cambios de mano y pases cambiados y después el astado vino a menos, ahí es donde la cabeza del torero sale a relucir, pues inteligentemente retrasó la muleta y con medios pases siguió su faena. Lo probó en una tanda por naturales y aunque el animal tenía más recorrido, prefirió seguir por el camino derechista; adornos finales, simula la suerte suprema y sumado a las ovaciones del público recibe el premio de las dos orejas, que le valieron la salida a hombros al final de festejo. Emiliano es un torero que ya se le ven muchos recursos y que se nota que está listo para nuevos retos.
Le siguió Ricardo Javier Campos, a quien le tocó lo menos toreable del festejo, el eral se paró de salida y después se ponía por delante, terciándose y arrollando, con la actitud que tiene un animal corraleado, que ya ha sido movido mucho. No pudo tener lucimiento el torero, pero se ve que tiene mucha afición.
Por último vimos a Antonio Sáyago, quien no se acomodó de inicio con el capote, intentó un quite por “gaoneras” que le fue atropelló el eral. Otro novillo en la misma tónica que los hermanos, deslucidos, arrollando, con la cara alta y sin entregarse, pero que cuando Sáyago se cruzaba, le ganaba la intensión, le echaba la muleta por bajo al asico y tiraba de él, el novillo sintiéndose sometido, no le quedaba más opción que entregarse a los vuelos de su muleta. Culmino con “manoletinas” y se fue solo con la ovación de los presentes en el fundón. Si algo ha demostrado Antonio en su cortísima carrera es tesón y valor sereno, ha ido asimilando la técnica y no dudo que lo veremos avanzar muy pronto.
Fue bonito el festejo en términos generales, amenizó la banda local, fue una tarde de clima muy agradable y es gente amable la de la muy taurina tierra de Lagunillas.
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Fotos: Edna López