Cátedra de faena de campo en la ganadería de “José Farías“.

Por: Josué Muñoz Silva | Fotos: Alejandro Villafuerte
05/04/2013
Los ganaderos de “José Farías”, Don Gustavo Farías Chávez y su hijo Gustavo Farías Martínez, convocaron en su ganadería a alumnos de las escuelas taurinas morelianas Academia Taurina Municipal de Morelia A. C., Escuela Jesús Solórzano y la Escuela Tauromaquia Michoacán; para realizar una faena de campo, en este día fue la importante y laboriosa tarea de herrar a la camada de desahíje de este año.
Como es ya costumbre en los ganaderos Farías, tienen bien ganada la fama de ser mecenas de los toreros; y encuentran en cualquier momento pretexto para invitar a alguno, para que se eche las tres en una becerra y tengan oportunidad de afinar la técnica.
Ahora se echaron el capte a la espalda, pues la convocatoria a dicha faena de campo fue muy nutrida, ya que asistieron 9 aspirantes, 1 novillero y dos profesores.
Al ganadero Gustavo Farías Jr. quien además fue novillero, se le da con mucha fluidez el enseñarles y explicarles cualquier tema taurino a los aspirantes, a quienes explicó cómo se realizaría dicha tarea campera, los pasos a seguir y a tratar con respeto a los astados. Una vez terminada la explicación se dispusieron a iniciar
Listo el fuego, el hierro ardiente; se arreó la camada hacia la manga de embarque y ahí los vaqueros con gran pericia fueron separando uno a uno a los becerros y becerras a herrar, – listos los caporales y toreros en el ruedo -, sueltan al primer becerro, con gran agilidad un vaquero lo laza y de inmediato los toreros lo sujetan y derriban, ya en el suelo lo inmovilizan; el ganadero checa su libro, verifica el número consecutivo, escoge el hierro indicado y marca en los costillares al becerro con el numero que lo diferenciará de sus hermanos; desde ese momento comienza a forjar su carácter, un inicio templado con fuego.
La marca en los cuartos traseros es el hierro que distingue a la ganadería, una marca sencilla pero que trae a cuestas toda una historia de bravura, genética, triunfos y esfuerzos.
El ganadero aprovecha para vacunar al astado previniéndole futuras enfermedades, los toreros lo incorporan, el becerro, bravo desde su concepción quiere pelear, pero lo sujetan fuerte conteniendo su fiereza y le guían hasta la puerta que le conducirá a un hermoso y grande campo, arbolado junto las faldas del cerro y con un abrevadero en el otro extremo, y donde bajo los atentos cuidados de ganadero y caporales, pastará junto con sus hermanos durante largos años, esperando el momento en el que sea escogido para ser lidiado en el ruedo de una plaza, en donde con nobleza embestirá para honrar a sus antecesores y a su Hierro.
Al termino del herradero, el ganadero ya tenia separadas unas becerras, con las que se dieron gusto los toreros, fueron buenas, bravas, con calidad y muchos pases.
Inició por orden de antigüedad y respetando jerarquías el novillero punta de lanza de nueva torería michoacana Antonio Mendoza, en quien muchos aficionados en los cuales me incluyo, tenemos puesta nuestra fe, vemos en él a un ya extraordinario novillero y a un importante futuro matador; alumno de la Escuela Tauromaquia Michoacán, que está bajo la buena dirección del Matador Jacobo Hernández, toreó con gusto y con la clase a la que ya nos tiene acostumbrados; cabe mencionar que este es uno de los toreros que se han hecho en esta ganadería, ya que desde tempranísima edad ya era invitado a las tientas.
Le siguió Emiliano Villafuerte “El Moso”, otro buen aspirante de quien ya en otras ocasiones hemos hablado de sus rápidos y firmes avances técnicos, alumno de la Escuela Taurina “Jesús Solórzano”, bajo las enseñanzas del ex-novillero Sergio Chávez, El Moso también se dio gusto corriendo la mano por derecho, con pases largos, templados y sentidos, rematados con sabrosas trincherillas y pases del desprecio.
Igualmente toreo con gusto, largo y bajando la mano Carlos Ortiz, que pertenece a la Academia Taurina Municipal de Morelia, en donde imparte cátedra el experimentado Mtro. Octavio Castro Cuna “Santanero”, Carlos después de un tiempo de ausencia de los ruedos, regresó hace un par de meses para tomar parte de un cartel en Zitácuaro y desde entonces sigue sus entrenamientos con renovados bríos.
Igualmente, de la misma Academia Taurina, toreo el agitanado Carlos Mauricio Medina Coronado, quien le pego tandas por naturales con ritmo, templadas y sobre todo con esa torería agitanada que se le desborda, nos da mucho gusto verlo de nuevo ya que para Carlos Mauricio esta fue su reaparición, después de un fuerte percance toreando en el ruedo de “La Maestranza”, cortijo sede de esta academia, el pasado mes de febrero en donde se fracturó el brazo derecho y apenas hace escasos días concluyo su rehabilitación.
También de la misma Academia Municipal, salió el sobrio torero Alberto Rangel, quien le camina muy bien a los astados, torea con verticalidad, cuadrando la muleta y con las botas bien plantadas en la arena, un joven con un estilo bien definido de toreo, lo que es mucho decir a su temprana edad y que apunta alto en su tauromaquia.
De la Escuela Tauromaquia Michoacán, salió Isaac Fonseca, a quien cada día vemos mejor, más asentado, profundizando en sus pases, pero que además ha ido definiendo su tauromaquia en un estilo “Asilveriado”, encajando la barbilla en el pecho, cargando la suerte, con hondura y transmisión; dándole importancia a cada cosa que ejecuta en el ruedo.
Después otro alumno de la Academia Taurina Municipal de Morelia, Marco Lule Dueñas a quien le llego la invitación en el mejor momento, ya que se presentará en Celaya el 26 de abril, así es que fue una extraordinaria oportunidad para poner en práctica la enseñanzas de su maestro “Santanero”, y estuvo bien, haciendo las cosas con gusto y pensando en la cara de la vaquilla, y a pesar de ver poca actividad práctica, se vio solvente. Estaremos pendientes de su paso por tierras guanajuatenses.
También de la misma Academia, el más nuevo de los alumnos, Antonio Sayago quien tiene mucha afición y ha ido avanzando rápidamente en el aprendizaje de la difícil técnica del toreo y que en cada festejo que torea muestra no solo sus avances, sino el buen valor con el que cuenta; también se dio gusto toreando, corriendo la mano, largo y por derecho.
Por último se echaron “las tres” para matar el gusanito, el ganadero Gustavo Farías, el exnovillero Alejandro Vilchis y el maestro Octavio Castro “Santanero”.
Al finalizar la tienta, como ya es costumbre, el propio ganadero preparó una exquisita “Discada Campera”, la cual debe su nombre a que se prepara sobre un disco de arar, que hace las veces de sartén.
Tengo que mencionar el incomparable ambiente que se vivió, armónico, alegre, lleno de compañerismo y respeto, sin importar de qué institución taurina pertenecieran. Felicidades a todos los participantes y en especial en hora buena a los ganaderos, no solo por la bravura expuesta en el ruedo por su vacada, sino por seguir apoyando a los nuevos prospectos taurinos y propiciar la buena convivencia.
Esta casa ganadera fue fundada por don José Gustavo Farías Martínez en 1987, con 150 vacas de Santa Marta y Jesús Cabrera, así como 7 sementales de Jesús Cabrera.
Don Gustavo es un hombre con gran pasión por la crianza de reses bravas, en su casa ganadera los toros son de impecable presentación que matizan el paisaje de campo bravo, busca un toro que fundamentalmente tenga bravura, que tenga clase en su embestida para romper en faenas de calidad y temple, permitiendo el triunfo de los toreros en la plaza.
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FELICIDADES GANADEROS, VALIOSO APOYO A LOS JOVENES TOREROS.