Por: Eva Espinosa

 

Las más antiguas noticias que tenemos de celebraciones de fiestas relacionadas con toros acreditan que se organizaban para júbilos y regocijos: reuniones de cortes, festejos de bodas y nacimientos de príncipes, fiestas de santos patronos, concurrencias de gentes por ferias, etc… eran las excusas para llevar a cabo sus celebraciones.

Las fiestas taurinas celebradas con algún motivo religioso se generalizan en la Baja Edad Media y a principios del siglo XVI. Ante alguna calamidad pública, peste, guerra, etc. las gentes ofrecían a l divinidad por intercesión de los santos una celebración anual, determinado día cada año, un festejo taurino que organizaba y pagaba el Concejo. No se trataba, aunque estuviera implícito, de una diversión o una fiesta, sino de una promesa religiosa a cuyo cumplimiento se obligaba la colectividad por intermedio de sus regidores. Para ellos, tal ofrenda debía agradar al santo a quien se dedicaba y es este hecho el de mayor interés para medir lo profundo que desaparecidos ritos religiosos primitivos habían calado en los españoles.

Ritos en que el toro interviniera han podido tener similares interpretaciones que las fiestas de toro religiosas. Ya bien lo comenta Juan Antonio Luna en su ponencia “La liturgia del Ojalá” en donde cita cada pasaje de la lidia relacionado a la religiosidad “Que Dios reparta suerte”, la santiguacion antes de acudir y partir plaza, al salir los toreros pintan una cruz en la arena, las medallas del corbatín y por qué no hasta los colores de los ternos de torear también invocan religiosidad, Nazareno, Purísima, Obispo, Verde Esperanza etc…

Pues bien en México es color y tradición y sin duda un pueblo arraigado de religiosidad hasta los poros y haces goce y disfrute de estas tradiciones con grandes festejos taurinos, como en esta ocasión la Celebración de “La Candelaria” se celebra, según el calendario o santoral católico, el 2 de febrero en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento (Lev 12;1-8).

En Mexico  se ha hecho una tradición que a las personas que les tocó el muñeco durante la partida de rosca del Día de Reyes se convierta en el padrino del Niño Dios para cumplir con el Día de la Candelaria. Para cumplir con su tarea, el padrino o madrina debe levantar al Niño del pesebre del nacimiento, donde se colocó el 24 de diciembre luego de arrullarlo, en la casa que ofreció la merienda del día seis de enero, ya levantado tiene que vestir al Niño Dios.

El atavío del Niño Dios parece que es una oportunidad que nosotros tenemos de acercarnos y dar a conocer lo vivo de cada una de las tradiciones y pasiones que mueven nuestros corazones.  Aunque existen más de 30 modelos que refieren pasajes de la Biblia y creencias paganas, algunas personas saliéndose de ese esquema han intentado imponer modas en los ropones de los niños dios.

 

Es tanta la fe y religiosidad del México que además de acoplarse a las liturgias que marca la iglesia para la vestimenta de los niños, han surgido infinidad de nuevos modelos evocando nuestros gustos y pasiones y no podíamos dejar pasar por alto “El Niño Dios Torero”  ya en alguna ocasión el vocero de la diócesis de Tlaxcala Ranulfo Rojas comentaba que era lo mas atrevido que había visto en esta celebración.

Así que como tal en la a Fiesta de las Candelas, además de tener listos los tamales, el chocolate y los boletos para el sin numero de festejos taurinos que se dan en esta celebración de luz, pues es una buena oportunidad para que El Niño Dios sea el portador de un digno traje de luces.

Querido Niño Jesús, no tengo idea si fuiste taurino pero ello no implica, que bajo tu inocencia celestial y luego hecho hombre, te pido de todo corazón y como ferviente aficionado al mundo del toro, que en los años por venir, en todas las plazas taurinas del mundo, podamos observar al toro bravo, al toro con el peso y edad reglamentaria, al buen profesional sea rejoneador, novillero y matador de toros, peón de brega, puntillero, picador, en fin, que todos los involucrados en el toro, sean verdaderos aficionados y profesionales.

Te pido Niño Jesús, ilumines a nuestras autoridades y legisladores, a entender que la fiesta brava es arte y cultura, que une pueblos y sus habitantes, promueve el desarrollo económico de las regiones donde se levanta una plaza de toros e incentiva, la industria del turismo y en sus efectos, ofrezcan el apoyo irrestricto a la tauromaquia.

Finalmente, Niño Jesús, te pido benevolencia con los antitaurinos que sepan respetar a la afición y a todos nosotros, los verdaderos taurinos, nos des mayor fuerza, voluntad y unidad, en todo el sentido de la palabra, para continuar difundiendo, promoviendo e impulsando esta fiesta que tanto nos apasiona y nos gusta, la Fiesta Brava”