19 años sin el gran periodista taurino Rafael Muñoz Apango “Rafaelillo”.

Por. Josué Muñoz Silva | Fotos. Archivo. 20/03/2013
Rafael Muñoz Apango «Rafaelillo», nació en la ciudad de México el 27 de enero de 1917 y falleció en la ciudad de Guadalajara, Jalisco el 20 de marzo de 1994. Vivió la mayor parte de su vida en la capital Tapatía; fue escritor taurino durante 54 años y su columna en el Informador de Guadalajara, se llamó “Oro, Seda y Sol”.
Aficionado Taurino desde temprana edad, gusto inculcado por su padre y acentuado posteriormente por su hermano mayor Juan Muñoz, quien por allá a finales de los años 20’s incursionó en el toreo con el mote de “El Minerito”, ya que algún tiempo trabajó de obrero en la industria minera; fue torero recio que recorrió la legua, poseedor de una gran técnica y que tuvo su mejor momento taurino en la década de los 30’s. Aunque nunca llegó a tomar la alternativa, toreo varias corridas mixtas.
En esa misma década impulsado por su hermano “El Minerito”, Rafael Muñoz debuta como becerrista y tres años después como novillero, aunque también ejercía la labor de banderillero, para apoyar a los compañeros, en los “pueblos de Dios” en donde no llegaban las cuadrillas.
Sin mucha suerte en las filas novilleriles se retira de torear, pero, siempre vinculado a la fiesta de los toros incursiona como articulista taurino, supliendo en sus inicios a los escritores que no pudieran asistir a las corridas principalmente enviando las reseñas de los festejos en los pueblos Jaliscienses, pero sobre todo de los festejos a los que asistía con sus compañeros de oficio taurino.
Poseedor de una métrica y poética nata, además de un profundo conocimiento taurino, pronto se hizo del gusto de los lectores, haciéndose de un espacio propio y fijo en el periódico.
Oro, Seda y Sol… así se llamó la columna dominical taurina en la que firmaba como “Rafaelillo M.” en el diario El Informador; pronto se hizo del reconocimiento de los toreros por su estilo de escritura, positiva y edificante, aportando siempre conocimientos de la lidia al aficionado novel, y respetando siempre al torero con una crítica constructiva y no destructiva.
Fungió como juez de plaza en innumerables festejos en los alrededores de Guadalajara, Jalisco; era un anecdotario no impreso y los toreros le buscaban para escuchar sus consejos y anécdotas taurinas, sabían que por su gusto por el café, siempre le encontrarían por las tardes en el “Café Madoka”, en el centro de Guadalajara.
Maestro de toreros como el artista del percal, el matador Miguel Ángel Martínez “El Zapopan”, los novillero Ricardo Hernández, Roberto “Tito” González, Pepe Orozco, Carlos Reyes, Trino Pérez Vargas, José Luis Orta, Enrique Velázquez “El Armilla”, Raúl Lizardo y Alfredo Sahagún, entre otros.
Su vena taurina la sigue su hijo el Doctor Benjamín Muñoz González, quien además de jefe de los servicios Médicos de la plaza Monumental de Morelia, de la plaza de toros el Palacio del Arte de la misma ciudad, funge como Vicepresidente del Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, ha sido Juez de Plaza, empresario taurino y además un excelente aficionado práctico.
“Rafaelillo” en las palabras del matador Miguel Ángel Martínez “El Zapopan” – “Desde que empecé a entrenar para hacerme torero tuve por fortuna, la atinada dirección de un maestro, que me inculcó el aprendizaje de todas las suertes con el capote, que fue don Rafael Muñoz “Rafaelillo”; devoto admirador de la tauromaquia Orticista a morir, vio en mí a alguien que tenía mucha facilidad para manejar el capote, comenzó a instruirme y a comentarme de todas las suertes con el capote”.
En palabras del escritor tapatío José Luis Contreras “Banquerito” – “Su columna “Oro, seda y sol”, bien escrita, pues, el señor, un hombre preparado, tenía buen estilo con la pluma y amenidad para plasmar en el papel sus ideas, de modo que durante muchos años, lo mismo relataba una anécdota, comentaba un festejo o daba una verdadera cátedra sobre la técnica del toreo. Pero no solo de toros aprendimos de él, sino también a través de su comportamiento, supimos cómo es una persona honorable”.
Por último agradezco al supremo por la oportunidad que tuve de conocerlo, del privilegio de escucharlo infinidad de ocasiones con la autenticidad y sencillez con la que se expresaba, por el que desprendidamente, nos mostró a sus pupilos los secretos del toreo, del toreo con verdad, cargando la suerte, la muleta cuadrada, el temple en el corazón, capote y muleta; nos enseño a distinguir entre la verónica y el mantazo a pies juntos y la grandeza del toreo de capa; pero sobre todo por enseñarnos con el ejemplo la honestidad y rectitud con que se debe conducir en la vida un torero y un taurino. Gracias Rafael Muñoz «Rafaelillo”.
Les dejo el último artículo de su columna Oro, seda y sol, publicado en El Informador, dos días después de su muerte, escrito por el gran taurino moreliano Dr. Fernando Silva Barrera.
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Oro, seda y sol
Último artículo 22/03/1994
Por. Fernando Silva Barrera
Adiós Dn. Rafael Muñoz “Rafaelillo”
Su columna en El Informador de Guadalajara, está de luto.
Ya no saldrán nunca más cada domingo, ni el Oro, ni la Seda, ni el Sol, inmortalizados por su pluma inigualable, por toda la esencia que desparramaba en sus escritos, por siempre saturarnos de belleza literaria y alimentados con la suprema savia de sus conocimientos taurómacos, aplicados con estricta honestidad, con entusiasmo juvenil, con clarísima descripción, reveladora de sus estudios profundos del origen y desarrollo de toda la historia del toreo.
El Oro de tu siempre esperada columna dominical del gran periódico tapatío, ya nunca más brillara para deleite de sus muchos lectores, que siempre la esperamos de domingo a domingo.
La Seda de sus inolvidables artículos, ya solo la sentiremos cuando repasemos sus personalísimas columnas, que han quedado ya consagradas para la posteridad.
El Sol de su espacio en “El Informador” se ocultará para siempre, para solo renacer cuando rememoremos, con ávida emoción, las brillantes líneas, las hermosas frases, los solemnes párrafos, que formaban sus esperadas cuanto categóricas descripciones de todos los acontecimientos que formaban parte de nuestra grandiosa y hermosa fiesta de los toros bravos y de los toreros artistas y valientes.
Una estrella literaria del mundo de los toros de Guadalajara, se ha apagado, pero nos dejará para nuestros mejores recuerdos, toda una constelación de cordialidades imperecederas, de dilatados ideales consumados en sus estupendas creaciones semanales y sus demostraciones de prístina amistad, siempre abierta para la discusión de altura y de cultura taurinas, siempre a flor de labios y con el corazón bien templado y el espíritu bien cultivado en las mejores experiencias de la vida, y con la espléndida bonhomía siempre presente en su suntuosa personalidad.
Adiós Dn. Rafael Muñoz “Rafaelillo”…
Maestro taurino sin igual en la bellísima perla tapatía!!!
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